
La historia de un hombre de Dios.
Wilfredo caballero es un hombre que ha experimentado lo duro de la vida y la misericordia de esta, por eso recomienda no someterse a los vicios que tanto dañaron su vida.
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En Villas de Granada, vive una familia que ha experimentado la tormenta y la calma.
Wilfredo caballero es un hombre promedio, como cualquier colombiano sale temprano a trabajar y llega tarde a su hogar con la plena seguridad de haber trabajado lo necesario, para darles a su familia un sustento, pero también un tiempo de calidad, cosa que no tuvo, ya que a los 11 años de edad sufrió el abandono de su padre, problemática que hoy en día sufren niños, adolescentes y jóvenes colombianos, las causas de un divorcio o abandono son múltiples, pero la más conocida se desarrolla por la necesidad de libertad y falta de ingresos para sostener una familia.
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Además de la falta de su padre, tiempo después falleció su madre lo que generó que a causa de la perdida y el abandono eligiera caminos que no debería, uno de esos fue la droga, empezó con lo suave la marihuana, con el tiempo los amigos y la soledad, le presentaron otros estupefacientes más altos, el pegante y el bazuco empezaron a ser sus compañeros de vida.
Su familia se empezó a separar, un padre alcohólico y un hijo en las drogas fue la peor combinación, por lo que sus hermanos tomaron su vida por otros caminos, dejándolo de nuevo. Su vida se sumergió en tristeza, soledad y apatía, lo único que lo podía librar de la tormenta que pasaba era su compañera fiel, la droga.
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“Expertos aseguran que el motivo de que los jóvenes elijan el consumo de drogas como estilo de vida, es debido a los problemas emocionales que los rodean, ansiedad, depresión, trastornos de conducta o déficit de atención e hiperactividad”(Claudia Tejeda Romero, paidosiquiatra y adictóloga de los Centros de Integración Juvenil (CIJ).- El espectador)
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Wilfredo entre angustia y angustia, depresión, ansiedad y problemas llego al punto de volverse indigente, empezando con alguito más fuerte que la marihuana y hasta haciendo revueltos de sustancias con el fin de acabar con el dolor que sentía.
Llego al punto de que su apariencia física lo hiciera verse mayor y así mismo un objeto de miedo para algunas personas, su vivienda pasó a ser los puentes, y su alimento las canecas de basura, su trabajo fue limpiar farolas y pedir plata para comprar un pan o droga. “La calle no es fácil, el que vive en la calle tiene que saber subsistir para no morir”
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Agradecido primeramente con Dios por estar en ese lugar, asegura que es un aprendizaje para valorar la vida y lo que uno tiene. El cambio fue drástico porque la indigencia es una segunda piel que no se borra tan fácil, en uno de los roces con la vida, una de las anécdotas que recuerda Wilfredo es cuando se sube a un bus a pedir plata sin darse cuenta que unos vendedores ambulantes estaban comerciando sus productos, “sin querer les dañe la venta” por lo que furiosos al ver que se bajaba se bajaron con él y le pegaron una apuñalada en el hígado, gracias a Dios alcanzo a llegar a un hospital.
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Dios fue la razón por la que el cambio su estado emocional y físico, se sumergió en su presencia y se convirtió en una nueva persona. Fue un proceso difícil, entre más quería salir más se metía, llego al punto en que la droga lo controlaba, y cuando quería salir esta lo hundía más.
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“Sin el nada podemos hacer” fue la razón y el lema que lo impulso y lo impulsa a salir adelante, actualmente es casado, tiene dos hijos, actualmente trabaja en la iglesia Cristiana Manantial de Vida Eterna. Sueña con ayudar a muchos jóvenes a que no caigan en la droga y cumplir el propósito con el cual Dios lo mando a la tierra.
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Logro terminar sus estudios y ahora trabaja para seguir estudiando y tener su casa propia, se despide con un mensaje para los jóvenes expresándoles sus profundos deseos para que lo conozcan pues conoció su amor y su fidelidad que logro hacer que cambiara su caminar, llevándolo a las dimensiones de la restauración interior y reconciliación.